De ruta en autocaravana para degustar ostras en el sur de Francia
¿Dónde comer ostras en el sur de Francia? La cuenca o archipiélago del Thau ofrece una muestra de su patrimonio gastronómico en las numerosas marisquerías y ostrerías de la zona. Y es que el sur de Francia invita a la desconexión, a jornadas de playa y a una buena copa de vino y, si es con ostras, mucho mejor. Descubre 4 pueblos en autocaravana o furgoneta camper donde comer ostras y disfrutar de una auténtica atmósfera mediterránea. ¡Un verdadero planazo en autocaravana!
1 Balaruc-le-Vieux
Cada pueblo tiene su encanto, pero nos vemos obligados a elegir, aunque los rincones para una parada se suceden. Balaruc-le-Vieux es uno de los grandes hitos de la región del Thau. Abundan los locales de degustación y sus marisquerías son famosas por toda la cuenca. Y merecidamente: el producto es fresco y podríamos decir que sabe a Mediterráneo.
Estamos en el Departamento de Hérault, este pueblo de la cuenca del Thau goza de una encantadora arquitectura medieval que remata el encanto de la experiencia. Sus murallas y callecitas medievales nos trasladan en el tiempo y sirven de anticipo al prodigioso interés ecológico de la región: además de la propia laguna de Thau tenemos el monte de la Gardiole, perfecto para practicar senderismo. Sus jardines son un referente en la zona, especialmente Le Jardin Antique.
Para nuestra autocaravana, pero también para nosotros, recomendamos el camping Les Vignes con vaciado de aguas grises y negras y otros muchos servicios perfectos para estacionar pero también para vivir en familia. Hay lavandería, admiten mascotas, y sí, hay un spa y una piscina de lo más interesante. Sin la posibilidad de remojarse pero igual de práctico es el camping Chemin des Bains ubicado en pleno tejido urbano de la localidad de la vecina Balaruc Les Bains. Un lugar perfecto.
2 Gigean
Gigean, más en el interior, es otra cuna del marisco de la cuenca del Thau. No olvidemos que aquí existen centenares de explotaciones de producto fresco del mar, pero también de buen vino: desde la Gardiole hasta la citada laguna estamos habitando en el viñedo más veterano de toda Francia, y eso se nota a la hora de regar con buen vino nuestros platos.
Nos interesa, además, alejarnos un poco del mar para disfrutar de verdaderas atracciones culturales con las ruinas de la abadía de Saint Felix-de-Montceau, benedictina de origen y un verdadero espectáculo para todos. El ambiente sigue siendo plenamente mediterráneo y es fácil encontrar acogedores rincones entre sus grandes masas de pinos para dar una vuelta a pie o en bicicleta. La naturaleza aquí es exuberante, con el punto alto del Roy d’Anduze, que proporciona interesantes vistas a toda la cuenca.
En la Avenue de la Gare 34 existe un apartado y tranquilo aparcamiento donde podemos estacionar con tranquilidad nuestro vehículo de recreo. Es gratuito y está cerquísima de la localidad. A unos kilómetros más hacia el interior podemos escoger el camping Le Botanic, donde sí podemos cambiar las aguas grises y negras de la autocaravana, además de otros servicios.
3 Mireval
Mireval conoce perfectamente la fauna local. La cuenca del Thau puede presumir de ser el hogar de salmones, besugos y lubinas, que llegan bien cocinadas pero intactas a nuestro plato, además de ostras y mejillones que son la envidia de toda Francia.
Este pueblo que – según su nombre – mira directamente al valle es otra localidad de carácter e identidad puramente medieval, con murallas y fortificaciones que sin duda nos ayudan a meternos en atmósfera. Estamos en el lugar perfecto para visitar bodegas y pasear por las garrigas del macizo de la Gardiole. El Creux de Miège es otro privilegiado enclave natural de pura roca y grandes acantilados que se nos quedan fijados en la retina.
El camping más destacado de Mireval es el Flower Camping Altéa donde se permite renovar las aguas de la autocaravana, pasear mascotas y una amplia gama de actividades familiares de ocio gracias a sus bien preparadas instalaciones (Route des Aresquiers 2). Una segunda opción dirigida a caravanistas “pro” está en la vecina localidad de Villeneuve-lès-Maguelone, donde nos espera un área de pago de autocaravanas con agua, electricidad, instalaciones para liberarnos de aguas grises y negras y más. Está en Avenue René Poitevin.
4 Sète
Y si buscamos algo más grande siempre podemos dirigirnos a Sète, puede presumir de ser toda una ciudad. Pero es una que parece flotar sobre el agua del archipiélago, ofreciendo al visitante una buena dosis de cultura medieval y modo de vida semi-marítimo. No es de extrañar que las ostras, el mejillón y el pescado en general estén tan buenos. En Sète aprovechan bien la variada fauna marítima gracias a sus muchísimos años de experiencia conviviendo con el marisco.
Imprescindible visitar el centro de la ciudad, fundada por Luis XIV en 1666 y abierta al Canal du Midi, y sobre todo pasear por su inevitable puerto, el más grande del Mediterráneo francés. El faro de Saint-Louis acaba por ponerle el acento marítimo al conjunto, dotado naturalmente de unas interesantes playas a lo largo del paseo del Lido.
Podemos estacionar frente al mar y disfrutar de las vistas en el aparcamiento gratuito de Promenade Maréchal Leclerc o, justo al otro lado, en el Boulevard Camille Blanc y definitivamente más discreto que los muchos ubicados casi a pie de playa.
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