La bella Italia y sus regiones vinícolas con Laika
Italia es siempre es un buen destino para visitar en autocaravana o furgoneta camper. En primer lugar, porque tiene algo especial y, además, porque ofrece la combinación perfecta entre historia, cultura, gastronomía, naturaleza, moda, etc. Siempre se dice que los mejores guías para visitar un lugar son sus habitantes por lo que no existe mejor compañero de viaje que Laika para descubrir La Bella Italia y, en especial, la fantástica región de la Toscana y sus bodegas y sus viñedos.
Abadía de San Galgano, Siena
El itinerario empieza en la Abadía de San Galgano, una abadía cisterciense construida en 1218 en Chiusdino, aproximadamente 30 km al sudoeste de Siena. La historia de San Galgano, al que debe su nombre la iglesia, tiene mucho en común con las gestas de los caballeros medievales. San Galgano decidió poner fin a una vida disoluta para convertirse en ermitaño después de iluminarse de manera repentina. La conversión culminó el día de Navidad de 1180, cuando San Galgano introdujo su espada en una roca para hacer una cruz en ella. Todavía hoy puede verse la espada atrapada en la roca. Pero lo que hace que la Abadía de San Galgano sea especialmente atractiva es la ausencia de suelo y techo. Caminas directamente sobre la hierba, atravesando antiguos arcos góticos y basta con alzar la vista para ver el cielo.
Al sur de Siena se encuentra Montalcino, un encantador pueblo medieval, casi de cuento de hadas, rodeado por una poderosa muralla y dominado por un antiguo castillo de auténtica perfección arquitectónica. Montalcino, al oeste de Pienza, es un hermoso pueblo histórico inmerso en el espléndido paisaje del Parque Natural de Val’Orcia y famoso en todo el mundo por la extraordinaria producción del precioso Brunello di Montalcino. Un vino tinto de alta calidad que ha ganado renombre a nivel internacional.
Las colinas que rodean Montalcino están cubiertas de viñedos, donde las uvas Sangiovese Grosso, la variedad principal utilizada en la producción del Brunello, crecen bajo el cálido sol toscano. Antes de que el Brunello esté listo para beber, debe envejecer durante un mínimo de 5 años, 2 de los cuales en barricas de roble, mientras que el Rosso di Montalcino (otro típico vino de la zona) está listo después de sólo un año de envejecimiento. Entre los productores de vino más renombrados mencionamos a Biondi-Santi, Schidione y Banfi.
Bodegas que no hay que perderse: Brunello di Montalcino, Montecucco Sangiovese.
Monteriggioni, Siena
Por la carretera 73b se tarda menos de una hora en llegar a Monteriggioni, una auténtica joya de Toscana, desde Chiusdino. Este pueblo medieval situado en la Via Francigena está rodeado por una fascinante muralla y conserva el encanto y la atmósfera de un tiempo. El carácter único de Monteriggioni también inspiró a Dante, que en su Infierno comparó las torres del lugar con gigantes terribles y peligrosos. Además de la imponente muralla, construida en el siglo XIII por la República de Siena y tomada durante el asalto de la enemiga Florencia en el siglo XVI, Monteriggioni alberga numerosos edificios medievales, entre ellos “Pieve di Monteriggioni”, una iglesia de estilo románico-gótico construida en 1219 que guarda valiosos tesoros como el coro de madera del siglo XVI y dos sagrarios del siglo XV.
Dejando Siena para desplazarnos hacia San Gimignano, un fascinante pueblo medieval declarado por la UNESCO patrimonio de la humanidad, conocido también por su vino blanco llamado Vernaccia y por sus torres. Aquí tenemos podemos curiosear por las calles antiguas y para poder admirar el paisaje encantador que rodea este pueblo. Y yendo por las colinas del Chianti podemos degustar el mejor vino tinto Chianti acompañado por comidas caseros, aceite y vinagre balsámico en una bodega típica.
Bodegas que no debes perderte: Vernaccia di San Gimignano, Chianti Classico
Abadía de Passignano, Florencia
Cogiendo la autopista de Florencia a Siena hasta Tavarnelle y siguiendo por la Chiantigiana 94 llegamos a la Abadía de Passignano, un monasterio fortificado enclavado en las colinas de Chianti. Fundado en 1049 por la orden benedictina de Vallombrosa, en el monasterio se conservan numerosos testimonios históricos y artísticos de varias épocas: la biblioteca con pergaminos y libros antiguos, la iglesia de San Miguel Arcángel (siglo XIII) con frescos de Domenico Cresto, conocido como el Passignano, de 1601, y el refectorio del monasterio, donde se puede admirar un fresco de la Última cena (siglo XV) de Domenico y Davide Ghirlandaio. Fuera de los muros del monasterio se puede pasear por el pueblo encantador, disfrutar de un vaso de buen Chianti y contemplar el magnífico paisaje.
La Toscana suele ser conocida como la tierra del vino Chianti. Precisamente, el territorio que rodea a las provincias de Siena, Arezzo, Pisa, Pistoia y Prato representa la zona de producción del Chianti, delimitada por su disciplinario. Aquí podréis disfrutar de inolvidables catas de vino y visitas a bodegas en un paisaje de ensueño caracterizado por verdes colinas y grandes terrazas, salpicadas de viñedos seculares y olivares. Mientras estéis en el Chianti, las catas de vino girarán en torno a la variedad Sangiovese. Esta es una de las variedades autóctonas más extendidas de Italia.
Otras variedades locales son la Canaiolo, la Colorino, la Trebbiano Toscano y la Malvasia Bianca. También se cultivan en la zona algunas variedades internacionales como el Cabernet Franc y el Cabernet Sauvignon. Pero el Chianti DOCG es la denominación más genérica del Chianti, permitiendo una zona de producción más amplia, y debe contener un mínimo de 70% de uvas Sangiovese y un mínimo de 10% de alcohol.
Bodegas que no debes perderte: Chianti Classico, Chianti
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