La llegada de la primavera es todo un espectáculo que saca a relucir lo mejor de gran parte de nuestra geografía. Por eso es el momento perfecto para subirnos a nuestra autocaravana y viajar hasta algunos rincones completamente únicos, donde nos aguarda un entorno lleno de posibilidades. La lista es muy larga, y aunque todo depende de los gustos de los viajeros, acertaremos visitando cualquiera de estos 8 pueblos:
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El Torno (Cáceres)
Este pueblo cacereño es una de las principales entradas para ver el espectáculo de los cerezos en flor del valle del Jerte. Tanto que se conoce como El Mirador del Valle por su situación privilegiada en uno de los paisajes más fotografiados de España cuando se acerca la primavera. En este valle, más de un millón de cerezos florecen casi al mismo tiempo.
Tan solo hay que acertar con la fecha, ya que, como todo lo bueno, el espectáculo dura poco, alrededor de 10 días. Para asegurarnos de que no nos lo perdemos, una buena idea es visitar la web de la Oficina de Turismo del Valle del Jerte, donde informan del estado de la floración, pero adelantamos que está casi casi.
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Éndriga (Asturias)
Otro rincón que se viste con sus mejores galas con la llegada de la primavera es el asturiano Valle de Saliencia, en el Parque Natural de Somiedo, donde una enorme cantidad de verdes pintan un paisaje único que merece una visita. Para los aficionados a caminar es además el destino perfecto, ya que hay varias rutas interesantes, como la de las brañas o los lagos. Un buen lugar de operaciones para poder disfrutar de la experiencia es Éndriga, una pequeña localidad en la que conocer la Asturias más auténtica.
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Barbastro (Huesca)
Las rojas amapolas de los campos de la comarca de Somontano, que aparecen junto a las viñas entre las sierras exteriores pirenaicas y la zona monegrina, son las protagonistas de otro paisaje de película que solo podremos ver en primavera. La localidad de Barbastro, que es la capital comarcal, es también la puerta natural hacia la mayor parte de la Sierra de Guara, por lo que es buena idea situar aquí nuestra base de operaciones.
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Ochagavía (Navarra)
Tarde, pero llega. Para quienes no conozcan aún la extraordinaria Selva de Irati, una de las reservas forestales mejor conservadas de la península y también una de las reservas de hayas y abetos más extensas y mejor conservadas de Europa, la primavera es un momento perfecto para descubrirla. Un enorme espacio para desconectar de todo y de paso descubrir pueblos cercanos con mucha personalidad como Ochagavía, en el valle de Salazar.
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La Alberca (Salamanca)
Desde el municipio de La Alberca, un rincón salmantino con mucha personalidad, asistir a la llegada de la primavera es todo un espectáculo que merece el viaje. Entre otras razones, porque estamos a un paso del centro del parque natural Las Batuecas – Sierra de Francia, declarado Reserva de la Biosfera, donde podremos pasear entre bosques de alcornoque, encina, roble, castaño y rebollo que se entremezclan con madroño, acebo, tejo y también pino en las partes altas.
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Boí (Lleida)
Siempre es buen momento para conocer o redescubrir el espectacular Vall de Boí y el Parque Nacional de Aigüestortes, en un entorno de auténtico cuento. Pero hacerlo en primavera nos asegura ver el valle en todo su esplendor, un escenario ideal para recorrer cualquiera de los muchos senderos que encontraremos en él. Además, en la localidad de Boí podremos pasear por su casco histórico, lleno de sorpresas.
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Santa Pau (Girona)
Un lugar menos conocido de lo que se merece, y que descubrir es todo un regalo sobre todo en primavera, es la reserva natural de la Fageda d’en Jordá, la misma que sirvió de inspiración a un largo listado de poetas. Se trata de un bosque de hayas que crece sobre la colada del volcán del Croscat, un entorno único que podemos explorar desde la cercana Santa Pau.
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Torres (Jaén)
En la magnífica Sierra Mágina podemos asistir a un espectáculo con pocos rivales en torno a la llegada de la primavera, cuando el llamado Jerte andaluz se viste de gala. Para verlo, una buena opción es descansar en Torres, ya que entre esta localidad y Jimena hay una ruta de unos 20 kilómetros con la que no nos perderemos absolutamente nada del espectáculo. Simplemente, brutal.