La geografía portuguesa es siempre un destino apetecible para cualquier buen amante del caravaning: las facilidades que el país luso ofrece a los viajeros que recorren Portugal en autocaravana son muchas, y por eso la mayoría de quienes eligen esta forma de descubrir el mundo se sienten aquí como en casa.
Ante nosotros tenemos todo un mundo de posibilidades, porque además de Lisboa, Oporto o las playas de El Algarve, Portugal cuenta con muchos tesoros que merece la pena conocer. Hoy os proponemos una ruta de poco más de 250 kilómetros para conocer tres ciudades con mucha personalidad y un encanto que atrapa a todo el que las visita “Palabra de viajero”
Nazaré
A unos 100 kilómetros al norte de Lisboa y a algo más de 220 al sur de Oporto se encuentra la villa de Nazaré, un pequeño edén que en su día atrajo a cientos de artistas venidos de distintas partes del globo. Llegaron aquí atraídos por las impresionantes vistas de una playa de postal que nace bajo el acantilado. Ahora es una de las mecas de surfistas por sus olas gigantes. La foto es obligada…
Pero también por el encanto de las tres zonas de la localidad: la ciudad baja, que bordea la Playa de Banhos, donde se encuentra el barrio de pescadores de casas encaladas y el puerto; la zona conocida como Sítio, en la cumbre del promontorio, a donde se puede llegar en funicular para ver las impresionantes vistas que hay en este punto, asociado a la leyenda de Nuestra Señora de Nazaré; y el barrio de Pederneira, que se levanta sobre un acantilado y es en realidad la cuna de la ciudad, donde se puede visitar la Iglesia de Misericordia, el antiguo ayuntamiento con el simbólico Pelourinho y el mirador. Todo un lujo de villa que guarda además la esencia del alma portuguesa.
Tomar
Es otra de las imprescindibles del país vecino por varias razones. En primer lugar, el entorno que la rodea: una zona de bosques conocida como la Mata Nacional dos Sete Montes. Pero también por el precioso casco antiguo en el que perderse, lleno de rincones con encanto. Aunque seguramente lo que ha dado más fama a esta localidad ha sido el llamado Convento de Cristo, la mítica sede de los templarios que casi nueve siglos después de haberse levantado sigue en pie, sobre la misma colina en la que se levanta sobre Tomar, con sus muros almenados. Declarado patrimonio mundial por la Unesco, en su día fue un monumento simbólico de exaltación de la Reconquista transferido en 1344 a la Orden de los Caballeros de Cristo. Más tarde, en la época manuelina, simbolizó la apertura de Portugal a otras civilizaciones. Toda una joya que merece la pena conocer.
Coimbra
Recorrer esta ciudad, que fue la capital medieval del país durante más de 100 años, y descubrir su universidad – la más grande del país –, su espectacular casco histórico a orillas del río Mondego, donde se encuentran la Torre del reloj y el Arco de Almedina, sus dos catedrales y un largo listado de atractivos encantos, es un verdadero regalo que sorprende, y a lo grande, al visitante. Nos aguardan museos, un jardín botánico, el Monasterio de Santa Cruz, conventos, iglesias… Un completo que no tiene desperdicio. Si hay tiempo, también es buena idea darse una vuelta por los alrededores, donde se encuentran las ruinas romanas de Conímbriga, otro imprescindible que merece la pena.